En la Parte I y en la Parte II vimos de que elementos esta compuesta una rodilla.En esta Parte III resopondemos a las preguntas mas frecuentes al sufrir este tipo de lesiones.
¿Cuáles son los mecanismos de lesión más comunes?
Las lesiones de la rodilla son una de las más frecuentes causas de incapacidad debidas al trauma deportivo aunque pueden también producirse en accidentes caseros o trauma automovilístico, el cual produce lesiones de mayor complejidad, asociadas en ocasiones a fracturas de los huesos que la componen. Pueden producirse como consecuencia de golpes directos sobre la articulación o por movimientos bruscos de rotación a través de la misma. Las lesiones de los ligamentos cruzados suelen producirse por trauma en flexión o extensión extrema o maniobras como la rápida desaceleración y cambio de dirección que a menudo se observan en deportes de contacto
¿Cómo se detectan?
La magnitud de la inflamación y la limitación en el momento posterior al accidente son un buen indicio de la gravedad de la misma. Las personas que presenten al momento de su examen por el ortopedista un sangrado importante dentro de la articulación, denominado hemartrosis, tendrán una probabilidad de al menos 70% de presentar compromiso del ligamento cruzado anterior. Inicialmente el examen clínico realizado al paciente permitirá demostrar la presencia de signos de inestabilidad, es decir un movimiento anormal de la tibia respecto al fémur, o de lesión de meniscos. Es posible sin embargo que el dolor existente en el momento del examen no permita realizar una adecuada valoración, la cual deberá entonces ser posteriormente repetida una vez halla cedido la inflamación.
¿Qué pruebas adicionales deben realizarse?
Una vez realizado el examen físico inicial podrán realizarse radiografías para excluir la presencia de fracturas o desprendimientos de ligamentos en sus sitios de inserción ósea. Si se considera necesario para precisar la magnitud de la lesión, puede realizarse una resonancia magnética de la rodilla, que es una prueba diagnóstica especial muy otil para la detección específicamente de lesiones meniscales y de ligamentos cruzados aunque puede utilizarse igualmente para definir mejor otra clase de lesiones de tejidos blandos. En algunos casos de fracturas complejas de la rodilla, puede ser particularmente otil la realización de una tomografía axial computarizada (TAC).
¿Cómo se tratan estas lesiones?
El tratamiento inicial, en casos no acompañados de fractura consiste, por lo común, en un período inicial de inmovilización blanda con un vendaje durante una o dos semanas para manejo del dolor y el edema, y prescripción de medicamentos analgésicos o antiinflamatorios. Debe tenerse precaución en aquellos pacientes con historia de enfermedad acidopéptica , los cuáles pueden ser más adecuadamente medicados con sustancias que los protegen de daño adicional a su mucosa gástrica, como los antiinflamatorios Cox 2 selectivos (celecoxib, rofecoxib), los cuales son una nueva familia antiinflamatoria que actúa específicamente en el alivio de la inflamación y el dolor, protegiendo a la mucosa gástrica de sufrir lesión adicional y pueden por lo tanto ser usados con seguridad.
Si se estima necesario puede restringirse el apoyo, realizando marcha con muletas durante un tiempo variable. Una vez cedido el dolor y la hinchazón iniciales, se realizará un ciclo de terapia física para recuperar movilidad y fuerza muscular. Algunos pacientes con lesiones importantes de ligamentos se beneficiarán del uso de aparatos denominados “braces“, una especie de rodilleras especiales con barras o topes diversos que restringen la movilidad en los diferentes planos, lo cual les brinda seguridad para sus actividades cotidianas, ya que suplen en parte la función estabilizadora de los ligamentos lesionados.
La elección de un tratamiento quirúrgico o no dependerá de la naturaleza y severidad de la lesión, nivel de actividad y edad del paciente y la mejoría lograda con el manejo analgésico y de fisioterapia inicial
Las alternativas de tratamiento de lesiones de rodilla son: Analgésicos y antiinflamatorios, reposo, inmovilización o vendaje, terapia física, Brace, Cirugía artroscopia y reparación abierta.
¿Qué pacientes requieren tratamiento quirúrgico?
En términos generales los pacientes que presenten síntomas persistentes de dolor, inestabilidad u otro tipo de molestias como el bloqueo articular, la sensación de que algo traba la rodilla impidiendo la extensión normal, deben ser considerados candidatos a una intervención. Pacientes que realicen actividad deportiva de alta exigencia serán probablemente intervenidos tempranamente mientras aquellas personas con un estilo de vida sedentario puede dárseles un período de espera insistiendo en el manejo conservador antes de llegar al tratamiento quirúrgico.
¿Qué clase de cirugías se realizan?
La artroscopia (del griego árthron, articulación y skopéin, observar) es la cirugía más comúnmente utilizada para inspeccionar y reparar las estructuras dañadas en el interior de la articulación. Es, por lo tanto, un procedimiento diagnóstico y terapéutico. Mediante pequeñas incisiones se introduce una cámara que puede pasear por toda la articulación observando directamente las lesiones y, con la ayuda de pequeñas pinzas es posible remodelar los meniscos y aún realizar reconstrucción de los ligamentos cruzados seccionados. Se realiza bajo anestesia regional o general y suele realizarse de manera ambulatoria. Si se realiza reconstrucción de ligamentos suele requerir un período variable de hospitalización .
Sin embargo es posible, y de hecho algunos cirujanos lo prefieren, realizar reconstrucciones ligamentarias “a cielo abierto” mediante incisiones de mayor tamaño y una visualización directa de las estructuras comprometidas. Probablemente en este campo la cirugía que con menor frecuencia se realiza es la reparación de los ligamentos colaterales ya que éstos, por lo común responden bien a un tratamiento conservador de antiinflamatorios y terapia física.
¿Que consecuencias traen estas lesiones?
Las lesiones meniscales o ligamentarias no tratadas traen como consecuencia, además de la limitación física debida a los síntomas de dolor, bloqueo o inestabilidad un probable desgaste prematuro de la articulación o artrosis que disminuirá la vida otil de la rodilla pudiendo posteriormente requerirse como consecuencia de la misma la realización de procedimientos quirorgicos de aún mayor complejidad como un remplazo articular. Es importante hacer énfasis, sin embargo, que algunos pacientes con lesiones de ligamentos cruzados pueden lograr sin necesidad de cirugía una estabilidad suficiente que haga innecesaria la reconstrucción.
¿Cómo pueden prevenirse estas lesiones?
No es fácil evitar la aparición de estas lesiones en personas que practican deportes de contacto o actividad física de alta exigencia, pero una adecuada preparación, un calentamiento previo suficiente, el uso de aditamentos de protección para la rodilla pueden en algo minimizar la ocurrencia o, al menos, la gravedad, de estas lesiones.
Consejos practicos
- Al encontrarse frente a una lesión en apariencia leve, como lo puede sugerir un dolor tolerable, una hinchazón leve y el conservar la capacidad de realizar una marcha casi normal, es aconsejable la colocación provisional de un vendaje blando junto a la aplicación local de hielo y analgésicos para posteriormente buscar atención médica si los síntomas persisten.
- Si se está frente a un accidente grave, debe buscarse atención médica urgente, de preferencia en un centro de segundo o tercer nivel, donde sea posible realizar una valoración en el servicio de urgencias por un ortopedista.
- No permita que personas empíricas (“sobanderos”) le realicen ningún tipo de procedimiento ya que pueden producir un daño adicional agravando el existente.
- Si se encuentra practicando una actividad deportiva, retírese en el momento de sufrir la lesión.