La transferencia de calor desde el cuerpo hasta sus alrededores o viceversa puede producirse de cuatro modos distintos:
Convección: donde el aire circulante hace que el calor se libere dependiendo de la Temperatura del aire y del cuerpo
Conducción: Es el contacto directo del cuerpo con un objeto o un medio lo que produce la transferencia de calor. Eje: al nadar en agua fría.
Radiación: Se produce cuando un cuerpo es expuesto ala luz del sol, este absorbe calor. Mientras que en un ambiente frío se libera el calor.
Evaporación del agua: el cuerpo no puede absorber calor a través de la evaporación. La mayor parte del agua que se evapora desde el cuerpo es en forma de sudor pero la evaporación de agua también se da durante la respiración.
Ejercicio con temperatura normal
No todo el calor producido durante el ejercicio es eliminado a través del sudor y en consecuencia la temperatura corporal se eleva. Cuanto mayor es la intensidad del ejercicio mayor es el incremento de la temperatura corporal. La temperatura corporal puede subir hasta los 41ºC, y la muscular a los 43ºC.
El incremento de la temperatura muscular mejora la capacidad de rendimiento de los músculos.
La temperatura corporal de un futbolista o deportista habitual siempre será mejor que la de una persona que no practica deporte. La temperatura corporal aumenta hasta 38ºC lo que supone un consumo del 50% de oxigeno.
Ejercicio con temperaturas calurosas
Con estas condiciones climatológicas la necesidad de perder calor por evaporación de sudor aumenta considerablemente. Si el cuerpo no puede liberar una cantidad suficiente de calor la temperatura corporal puede elevarse espectacularmente lo que debilita el rendimiento.
Hace unos años se descubrió que a una temperatura de 30ºC la distancia recorrida a gran intensidad por un futbolista se redujo a un 50%, comparada en las mismas condiciones con una temperatura de 20ºC.
Cuando la humedad es alta la perdida de calor a través del sudor se pierde, lo cual afecta negativamente en el rendimiento.
El hombre es capaz es capaz de mantener su temperatura corporal dentro de una escala muy angosta de valores entre (35’4º C) y (42,8º C). Sin embargo, en condiciones ambientales extremas, con fiebre o con ejercicios vigorosos muy prolongados el organismo puede ser incapaz de regular su temperatura satisfactoria, lo que puede producir problemas de salud. Por lo tanto la regulación de la temperatura es muy importante, particularmente durante las condiciones de un ejercicio prolongado en las cuales el cuerpo puede sobrepasar temperaturas de (40,6º C). Las estadísticas han demostrado que el tiempo caluroso es probablemente el mayor peligro con el que se enfrentan los corredores a excepción del automóvil.
El cuerpo humano tiene dos defensas contra el calor estrechamente relacionadas: el control de la temperatura y la regulación del agua y de la sal.
Modificaciones con la carrera
La carrera aumenta mucho la producción metabólica de calor por parte del cuerpo. La temperatura corporal aumenta de manera proporcional con la carga de trabajo medida como un porcentaje del consumo máximo de oxigeno. En los futbolistas la producción de calor aumenta de 8-10 veces el nivel de reposo; esto implica que el gasto metabólico puede acercarse a las 600 kilocalorías por hora. La temperatura corporal aumenta rápidamente al principio del ejercicio, pero al comenzar los mecanismos para bajarla, baja hasta un valor promedio de 1-2º C por encima del de reposo. Durante los partidos, cuando hace calor, la temperatura a menudo se eleva a niveles peligrosos. Al final de un partido con temperaturas ambientales suaves (21º C – 26º C), la temperatura muscular profunda, se acerca a 41º C, y la temperatura rectal suele variar entre ( 39-41º C ). Cuando se produce esta situación, existe una competición entre los músculos que trabajan y los vasos dilatados de la piel para captar el flujo sanguíneo. Las pérdidas de líquido por sudoración pronto agravan este problema. Al evaporarse el sudor, disminuye el volumen de la sangre que circula, causando al corazón un mayor stress. La presión cardiaca y el volumen sistólico disminuyen, y la frecuencia cardiaca aumenta para mantener el gasto cardiaco. Finalmente no queda liquido adicional en la circulación. En este momento el cuerpo tiene que mantener la presión sanguínea a costa de la sudoración que de repente disminuye o se para por completo. En ese momento el corredor no puede disipar su calor metabólico, la temperatura del cuerpo se eleva desmesuradamente y muy deprisa, causando un “golpe de calor”.
En otras condiciones menos criticas, el corazón debe de trabajar más durante el tiempo caluroso. Por ejemplo, el ritmo cardiaco de un corredor puede ser de 120 pulsaciones mientras que corre una milla en 6 minutos con una temperatura de 16º C; cuando la temperatura llega a 32º C el ritmo cardiaco del mismo corredor podría ser de 160 pulsaciones.
Durante la carrera la sangre es enviada a los músculos de las piernas que trabajan. El flujo sanguíneo recibido por los riñones disminuye y la producción de orina se reduce aproximadamente un 30 por ciento. Al aumentar la sudoración se incrementa la concentración de electrolitos con el sudor, causando una pérdida de sodio y potasio del cuerpo.
Aunque el riñón hace lo posible por conservar agua y la sal, las exigencias del control de la temperatura corporal es mucho más importante. Por lo tanto, el resultado de un ejercicio prolongado es la pérdida de agua, sodio y potasio del cuerpo, sobre todo en tiempo caluroso. Dado que el ritmo de sudoración se acerca a 2-3 litros por hora, la pérdida de agua corporal es casi siempre el peligro más crítico.
La Regulación de la Sal y el Agua
Igual que el cuerpo mantiene la temperatura corporal bastante estable, también trata de mantener el contenido total corporal de agua relativamente constante. Los electrolitos son distintas sales diluidas en los líquidos corporales, e incluyen sodio, potasio, magnesio, calcio, fósforo, y muchos elementos de menor importancia. Cada unos de estos elementos es esencial para asegurar las funciones normales de las células corporales. El cloruro sódico, conocido como la sal común, y el potasio son los dos electrolitos de mayor importancia para los corredores. Cuando las existencias de sodio están bajas, los riñones pueden conservarlo, reduciendo el peligro de tener un nivel bajo de cloruro sódico. Sin embargo los riñones no pueden conservar el potasio por lo que hay que tener mas cuidado con este electrolito.
Nuestros Consejos
- Beba por lo menos un litro adicionalmente de agua diariamente durante el tiempo caluroso.
- Si el peso corporal disminuye de repente, descanse y beba bastante agua para recuperar el peso normal.
- Cuando los síntomas de fatiga, apatía y un pobre rendimiento deportivo aparecen, descanse durante varios días.
- Un bajo nivel de potasio en el cuerpo puede causar daños ligeros en los riñones, fatiga y calambres musculares generalizados. Cuidado con los suplementos potásicos ya que son demasiado concentrados.
- Los calambres debidos al calor a veces pueden aliviarse mediante un aumento del consumo de sodio durante el ejercicio en condiciones de calor. Cuidado los que tienen la tensión alta.
- Protéjase la cabeza para mantener una mejor temperatura corporal. Use ropa de tonos claros y que permitan una buena transpiración.
- En los entrenamientos en épocas de elevado calor procura guiarte por las pulsaciones y no por el reloj.