La energía es necesaria para que los músculos funcionen. Los músculos tienen la capacidad de generar la energía necesaria para su propulsión, la misma es la producida por los alimentos que ingerimos ( carbohidratos, grasas y proteínas). Al ser descompuestas por el cuerpo, estos substratos energéticos, producen niveles bajos de energía, inadecuados para la actividad muscular. En cambio las células convierten estas fuentes de baja energía en un compuesto de alta energía, adenosín trifosfato (ATP) . A su vez, la energía almacenada en la molécula del ATP es liberada cuando el tercer fosfato se separa de la estructura. Como producto de ese desecho del proceso de descomposición se forma el dióxido de carbono.
Los músculos tienen cuatro posibles fuentes de ATP:
- La almacenada dentro del músculo.
- La generada de otro compuesto fosfatado(ej.: sistema ATP-fosfocreatina ATP-PCr.)
- El ATP producido por la descomposición del azúcar muscular (sistema glucolítico)
- El ATP generado con la ayuda de oxígeno (sistema oxidativo)
El Sistema Aeróbico:
La producción anaeróbica de ATP es ineficaz y poco adecuada para esfuerzos musculares en pruebas de duración superior a unos minutos. En consecuencia el metabolismo aeróbico es la principal vía de producción de energía durante cualquier ejercitación.
La mitocondria utiliza substratos energéticos y oxígeno para producir grandes cantidades de ATP. Los hidratos de carbono y la grasa son los principales substratos utilizados por este sistema de producción de ATP. Estas moléculas son descompuestas en los fluidos (sarcoplasma) y mitocondrias de las fibras musculares con la ayuda de encimas oxidativas, que son proteínas especiales producidas en las fibras.
El aporte de oxígeno al músculo es esencial para mantener un alto índice de producción de energía, a medida que la intensidad de la actividad aumenta la producción oxidativa de ATP también lo hace. Vale decir que se puede conocer el valor del metabolismo aeróbico determinando el oxígeno que se consume.
La cantidad de oxígeno que usa el cuerpo por minuto se denomina consumo de oxígeno.
En reposo el consumo de oxígeno es de unos 0´3 L/Min. Durante el ejercicio, el consumo de oxígeno es más elevado que en reposo y aumenta cuando lo hace la intensidad del ejercicio. Lo que sí es limitado es la capacidad para transportar oxígeno. Para individuos sanos el consumo máximo de oxígeno se halla entre los 2 y 7 L/Min. Para mover un cuerpo más pesado se necesita mas energía y por tanto mas oxígeno.
El consumo máximo de un futbolista puede determinarse recogiendo el aire exhalado en sacos mientras corre hasta el agotamiento sobre una cinta ergométrica autopropulsada. El volúmen de aire en los sacos se mide y se determina su contenido de O2 y de CO2.
El consumo máximo de oxígeno puede incrementarse con el entrenamiento. Durante el mes y medio que dura una pretemporada, a un ritmo de entrenamiento intenso el consumo máximo de oxígeno puede aumentar en unos 5 ml/min/kg sin ningún cambio en el peso corporal.
Lo que resulta más complicado es medir la capacidad de resistencia: que es el potencial de la persona para hacer ejercicio durante periodos prolongados de tiempo. El factor más importante que determinan la capacidad de resistencia es la medida en que puede usarse la grasa como fuente de combustible. Pronto iremos viendo como varios tipos de entrenamiento mejoran esta capacidad
Al igual que en los sistemas de energía inmediata (ATP-PCr) y glucolítico, el metabolismo oxidativo tiene un límite a la cantidad de energía que puede proveerse a través de él. Quiere decir que frente a una demanda de energía cada vez mayor, el cuerpo alcanza un límite de aporte de oxígeno, en este momento se estabiliza la provisión de oxígeno aún cuando la demanda de energía siga aumentando. El valor de estabilización se denomina “capacidad aeróbica”, y es considerada como la medida de resistencia cardiorrespiratoria