Los conocidos como textiles inteligentes deben su invención y desarrollo a la industria aeroespacial y militar, que llevan décadas buscando soluciones para hacer frente a las condiciones ambientales extremas, entre otros tipos de problemas. Se define como textiles inteligentes a aquellos que alteran su naturaleza y son capaces de modificar sus propiedades gracias a dispositivos electrónicos o materiales inteligentes, trabajando junto a la nanotecnología, la microelectrónica o la biotecnología. Por todo esto, son tejidos que definen detectan condiciones medioambientales o estímulos mecánicos, térmicos, químicos, eléctricos o magnéticos y reaccionan frente a los mismos.
Textiles con microcápsulas para termorregulación
En toda actividad deportiva es necesario encontrar el equilibrio entre el calor generado por el cuerpo y el calor liberado al ambiente, que hará que se mantengan o rebajen nuestros niveles de sudoración y temperatura, evitando siempre situaciones de estrés térmico. Por el contrario, también se necesita del aporte de un calor adicional en los periodos de inactividad, para no caer en la hipotermia.
Precisamente a esto nos ayudarán algunas prendas que cuentan con unas microcápsulas denominadas PCM (Phase Change Material), que incluyen mínimas porciones de ceras y parafinas. Estas microcápsulas trabajarán haciendo que, si la piel se sobrecalienta, aporten el calor necesario para que la parafina cambie de fase sólida a líquida que conseguirá enfriar el cuerpo y si, por el contrario, cambian las condiciones climáticas y la piel se enfría en exceso, la energía previamente almacenada en las microcápsulas se liberará haciendo que la parafina invierta su estado líquido a sólido de nuevo y el cuerpo se caliente hasta los niveles aceptables.
Materiales de memoria de forma
Son capaces de recordar su forma original y volver a ella, aunque hayan sido deformados por calor u otros estímulos, como el viento. Encontramos varios tipos de materiales con memoria de forma. Así, nos servirán de protección contra condiciones climáticas cambiantes sin variar nunca de forma negativa la capacidad de evaporación del sudor a través del tejido.
Nanotecnología
Supone una de las mayores revoluciones en el mundo textil, con gran variedad de propiedades: antimanchas, antibacterianas, antiolores, ignífugos, hidrofóbicos… Es indudable que los nanomateriales tienen la capacidad necesaria para mejorar la calidad del ser humano pero, como arma de doble filo, suponen un riesgo innegable contra el medio ambiente.
Textiles electrónicos
Surgen de unificar la microelectrónica y el textil. Este tipo de tejidos cuentan con sensores y microchips que detectan y analizan los diferentes estímulos internos y externos proporcionando una respuesta. Como nos recuerdan desde TusKamisetas, son de gran aplicación para el sector de la salud, ya que colaboran a monitorizar y controlar el ritmo cardíaco de quien lo viste, así como su respiración, temperatura del cuero y de la piel, saturación de oxígeno en la sangre y otras funciones vitales, teniendo la capacidad de alertar al usuario o al médico si algún problema es detectado.
Algunos están pensados especialmente para ser aplicados durante el buceo en aguas frías, buscando la mejor regulación de la temperatura de la piel en condiciones complicadas. Cuentan con un hidrogel de polímero sensible a nivel térmico, que hace que el traje se transforme para aumentar el flujo del agua cuando el buceador está caliente y expandiéndose para frenar el flujo cuando la temperatura del buceador baja a niveles umbrales considerados como adversos y que pueden entablar consecuencias fatales para el buceador.
Las posibilidades que ofrecen los tejidos inteligentes para el mundo deportivo son, parece, cada vez más ilimitadas, ya que incluso se ha conseguido la integración de un GPS en el textil para detectar la posición correcta del usuario en caso de desaparición o secuestro. Aunque es importante destacar que los precios de este tipo de productos son, de momento, desorbitantes, lo que ha afectado negativamente a la hora introducirlos en el mercado. Pero se intuye que, conforme el uso de la tecnología textil se vaya haciendo más accesible, los precios se asienten y acomoden a todo tipo de bolsillos.